EXFOLIATE PERIODICAMENTE
La exfoliación facial es una práctica fundamental en el cuidado de la piel que implica la eliminación de células muertas de la capa más externa. Este proceso no solo proporciona una apariencia más radiante al deshacerse de las células opacas, sino que también estimula la regeneración celular, fomentando la producción de nuevas células.
Existen dos tipos principales de exfoliación: mecánica y química. La exfoliación mecánica utiliza partículas pequeñas para frotar suavemente la piel, mientras que la química implica el uso de ácidos suaves para disolver las células muertas. Es crucial elegir el método adecuado según tu tipo de piel y necesidades.
Al exfoliar regularmente, se puede mejorar la textura de la piel, reducir la apariencia de poros dilatados y prevenir la acumulación de sebo, lo que ayuda a prevenir brotes de acné. Sin embargo, es esencial no exagerar, ya que la sobreexfoliación puede irritar la piel.
Recuerda ajustar la frecuencia de exfoliación según tu tipo de piel: las pieles sensibles pueden necesitar sesiones menos frecuentes que las pieles grasas. Además, siempre utiliza productos de calidad y aplica protector solar después de exfoliar para proteger la piel renovada.